Escribo desde una máquina del centro de estudiantes, en la facultad, para contarles a mis asiduos lectores -existen, aunque usted no lo crea y ellos no quieran reconocerlo- que tuve una mañana un tanto extraña. Va a ser un relato extenso porque así tengo ganas de que sea, si no les interesa, salteen y chau (?).
Salí de casa 6:11 para tomar el tren de 6:10. Como alguno sabrá, vivo a tres cuadras de la estación, así que si bien sabía que la hora se me había pasado, con la demora normal que tiene el San Martín, albergaba alguna esperanza de poder alcanzarlo.
El tren nunca apareció -epifanía: pasó antes de que salga de casa y no lo escuché-, por lo que me dispuse a esperar tranquilo el que seguía (6:16), con el que igual llegaba bien a la Facultad (curso a las siete y tengo media hora hasta Retiro en tren).
Por esas cosas de la vida, el tren nunca llegó. Bah, sí, pero recién 6:30. En el medio se suspendió uno y pasó un rápido, que evidentemente cargó con mucha gente, porque el de 6:30 estaba casi vacío.
A una estación de mi casa me senté (gol) y como todavía no me había terminado de despertar, aproveché para volver a los dominios de Morpheus.
En eso, me despierto, miro por la ventana, y veo que estamos parados entre Palermo y Retiro (a la altura de Canal 7, más o menos). Esto es más o menos normal, tiene que ver con que Retiro es la terminal, y tienen que acomodar las vías para dejar el tren en el andén del que va a salir después, con lo cual no me preocupé mucho. Por el contrario, me dispuse a disfrutar de otros 3 o 4 minutos de sueño.
Cuando me desperté por segunda vez, el tren seguía parado en el mismo lugar. Miro la hora, y eran 7:15, es decir, había dormido ahí más de veinte minutos. Me levanté para ver que pasaba, bajé, y me encontré con que el tren había atropellado a alguien. Naturalmente, como yo estaba dormido, ni me había enterado.
Me impresionó un poco, es la primera vez que me pasa estando yo sobre el tren... es decir, muchas veces sufrí las demoras propias de los accidentes, pero en como quince años de viajar, nunca me había tocado en "mi" tren.
En eso, decidí que, siendo ya 7:15 -a mi clase de las 7 no iba a llegar-, lo mejor que podía hacer era volver a subir al tren, y dormirme de nuevo. La segunda clase empezaba recién 8:30, por lo que tenía tiempo de sobra.
Cuando me volví a despertar eran 8 menos cuarto, y no parecía que nada fuese a cambiar. En eso sube uno de los guardas, y nos avisa que el tren va a estar parado entre una hora y media y dos más, porque como el accidente había sido fatal, no podían mover el cuerpo sin orden del juzgado federal. Eso, naturalmente, no iba a pasar hasta después de que se hicieran las pericias.
Dicho eso, no quedó más remedio que la caminata... no podía perder toda la mañana durmiendo en el tren (aunque bien me hubiese gustado), así que, como ya lo habían hecho otros antes -en el tren quedarían 50 personas, las demás ya se habían hartado-, bajé y emprendí la marcha hacia la estación de Retiro.
Ah, en eso, pasando por al lado del occiso, escuché a un policía decir algo así como "hasta que no llamen del juzgado no podemos sacar esto". No sé porque, pero es de las imágenes que más me quedó de la situación, supongo que por lo irrespetuoso.
En tanto, empezaban a zumbar a mi alrededor los rumores propios de la "sensación de inseguridad". Dos señoras cuchicheaban entre sí, mientras caminaban aterrorizadas: "ahora seguro salen los de la villa a robar", "esto es todo culpa del gobierno", etc.
En eso, sale un viejo con uniforme de empleado ferroviario de una caseta, y nos dice medio agitado "es peligroso por acá! vayan por el otro lado que es más seguro, acá está la villa!", a lo que un tipo que estaba a cien metros, donde está el taller de las locomotoras -casi a la altura de la facultad- le contesta gritando "qué sabés vos, viejo e' mierda!".
A pesar del "callate vos, guanaco!" que le contestó el viejo, terminamos rodeando el taller hacia el lado de la villa, porque fue lo que nos indicaron los federales (para ponerle un toque yankee a la historia).
Llámenme zurdito simpático, o inconsciente, como prefieran (?), pero yo estaba más preocupado por no torcerme los tobillos -fuente de mis extraordinarias habilidades futbolísticas- con por piedras -muchísimas, recuérdese que estamos en una vía de tren de los viejos- y el barro -justo llovió anoche...- que por la proximidad del asiento.
Pero en definitiva, me tocaba hacer ocho cuadras, más o menos, por el el lado de afuera de la 31, pasando incluso por debajo de la autopista. Tengase presente también que estaba recién clareando la mañana, por lo que, contrario sensu, la cosa estaba bastante oscura (?).
De cualquier manera, si el lector espera una historia con sangre y tiros, abandone ya (?). Para frustración de ustedes, Crónica, TN, y todos menos yo (?), no pasó absolutamente nada. Caminé, miré, patiné, curioseé, y otras é (?), pero no mucho más.
Lo que sí, durante el recorrido vi unos niños que, tras las apariencia de inocencia que les proporcionaban sus guardapolvos sucios -probablemente robados- y mochilas más grandes que ellos mismos -tal vez llenas de armas-, seguramente se preparaban para ir a golpear a alguna viejita o a robar una joyería, amparados por la inconsciencia de nuestros legisladores, que no bajan la edad de imputabilidad.
Lo mismo con algunos tipos disfrazados de obreros y trabajadores que arrancaban el día (eran las siete y pico de la mañana -y yo caminando cagado de frio por un descampado-), pero que presumiblemente contaban con un prontuario extenso y habían sido liberados por algún juez "muy garantista". Eso, o eran delincuentes que no habían sido alcanzados por nuestro deficiente sistema penal. Una cosa o la otra, pero seguro habían cometido delitos (?).
Finalmente, tuve éxito. Llegué a Retiro, me tomé el bondi (para volver a una cuadra de distancia del lugar en el que estaba hacía media hora atrás, ironía de lado), y finalmente, facultad, café y pc del centro de estudiantes.
Me queda una reflexión final, y consejo para mis colegas: si alguna vez recorren diez cuadras por el barro, a las siete de la mañana, y por el costado de una villa, traten de que no sea con zapatos de vestir. Da mucho vértigo, la verdad... es como andar corriendo por el lago del Central Park en invierno (?).
Por desgracia, mi traje de mil dólares (?) se embarró un poco, y los zapatos de vestir quedaron pidiendo chapa y pintura.
Pero bueh, tenía ganas de contar mi mañana atípica nomás. Esperemos que el mundo siga encantado el resto del día.
Rajo, porque ya está por empezar mi clase de Teoría General del Derecho Tributario, y ya que vine hasta acá...
No es en absoluto épica u.u Claramente le faltaron tiros, muerte, sangre (preferiblemente no tuyos).
ResponderEliminarIgual te felicito por otro hermoso día en Argentina :)
Te deseo mejor suerte en tu camino a lo de Brian (?)
Muy buen relato. Me hiciste cagar de la risa.
ResponderEliminarA pesar de tus escasas habilidades futbolísticas, queda acreditado que escribiendo, te va a ir muy bien. Dedicate a eso (?).
Muy buen relato. Me hiciste cagar de la risa.
ResponderEliminarA pesar de tus escasas habilidades futbolísticas, queda acreditado que escribiendo, te va a ir muy bien. Dedicate a eso (?).
No es en absoluto épica u.u Claramente le faltaron tiros, muerte, sangre (preferiblemente no tuyos).
ResponderEliminarIgual te felicito por otro hermoso día en Argentina :)
Te deseo mejor suerte en tu camino a lo de Brian (?)