Allá por 1773 -un 16 de diciembre- se produjo un movimiento histórico organizado por un grupo de colonos de Nueva Inglaterra que se recuerda aún hoy por sus importantes consecuencias -sería uno de los desencadenantes de la independencia de Estados Unidos- y lo curioso de su desarrollo.
La Tea Act sancionada en Gran Bretaña había autorizado a la East India Company a exportar té a las colonias sin tener que pagar los gravámenes normales de la potencia, como consecuencia la crisis económica que experimentaba la compañía -que, dicen, tenía como una de sus causas el boicot que les trababan los contrabandistas de las colonias-. Aparentemente, esa exención le daba una ventaja muy grande, y a los locales esto no les venía para nada bien.
Si bien durante el día del 23 se generaron movilizaciones y asambleas de protesta, lo curioso fue lo que pasó a la noche. Un grupo de personas, disfrazados de indios Mohawks, entraron por la fuerza en los barcos de la East India, antes de que desembarcaran el te. Acto seguido, rompieron y tiraron por la borda, en alrededor de 45 minutos, 45 toneladas de té que estaban empacadas en los barcos. Por supuesto, el té flotó por el puerto de Boston durante días.
Ese acontecimiento se conoce con el nombre de Boston Tea Party, y fue, probablemente, uno de los desencadenantes de la independencia de Estados Unidos.
La anécdota venía a cuento de la creación de un movimiento político homónimo en Estados Unidos, como consecuencia de una serie de medidas de la administración Obama. El Tea Party Movement se empezó a gestar en 2009 y, si bien no está asociado con ningún partido, sus integrantes -¿naturalmente?- simpatizan mucho más con los Republicanos.
¿Por qué naturalmente? Porque el movimiento se define como "una coalición de ciudadanos estadounidenses ordinarios, de todas las afiliaciones políticas que creen en los valores del libre mercado, preocupados por la linea de las políticas fiscales del país" y se alza, lógicamente, contra las medidas de corte social (v.gr. reforma del sistema de salud, la recovery act, etc).
No creo que estos muchachos sean malos tipos, por lo que sería improbable que les moleste, por ejemplo, que su vecino se pueda atender en un hospital sin tener seguro de salud. El meollo de la cuestión está, como siempre, en la viscera más sensible del cuerpo humano: el bolsillo. Para solventar las políticas sociales, el estado tiene que asignar una serie de recursos, y esos recursos tienen que venir de algún lado. ¿De donde? del bolsillo del contribuyente, claro, a través de un aumento de la presión fiscal.
No voy a transcribir para no extenderme de más, pero para quien le resulte interesante, acá puede ver la agenda política del movimiento. Por supuesto, todo tiende a estado mínimo, impuestos mínimos, reducción de gasto, etc.
Como todo buen movimiento político moderno, la Tea Party tiene un grupo de Facebook, que a la fecha cuenta con 437.500 seguidores. Pueden visitarlo acá.
Lo interesante es que en enero de este año, y como respuesta al Tea Party, se creo un movimiento alternativo bautizado Coffee Party. Esta agrupación pregona el abandono de los discursos extremistas, y el respeto por las instituciones democráticas -y, por tanto, el respeto de la dirección política nacional-, impulsando la participación ciudadana en los asuntos públicos. Pero la buena participación ciudadana: sin odio racial, discursos del "enemigo" o críticas violentas y constantes, sin propuestas alternativas viables, contra todo tipo de medida que adopte la administración (¿toc, toc?).
Coffee Party también tiene un grupo de Facebook, que a pesar de ser bastante más reciente que su gemelo malvado (?), es seguido por la nada despreciable suma de 285.800 personas.
Los dos grupos no se manifiestan sólo a través de redes sociales, cualquier miembro está habilitado para iniciar una reunión (una "Tea Party" o "Coffee Party", obviamente) en su zona, siguiendo determinados lineamientos, y las webs se encargan de hacerles publicidad.
¿Y usted? ¿Cómo se ve trabajando en redes sociales para apoyar o criticar las políticas económicas o fiscales argentinas? ¿Tendremos alguna vez una sociedad capaz de deliberar en estas materias, en lugar de ponerse las orejeras y empujar siempre para el mismo lado? ¿Para cuándo un Mate Party?