sábado, 8 de mayo de 2010

Moratoria a la inversa?

Hablando con Hutchinson el otro día, discutimos sobre las soluciones que se le puede dar a la cantidad inmanejable de procesos idénticos que hay en la justicia (empezamos con contencioso, pero terminamos, puntualmente, en seguridad social).

Primero, le comenté que se había presentado un proyecto -que ahora no encuentro, pero cuando aparezca lo posteo- para que la Corte pueda dar efectos erga omnes a sus sentencias en materia previsional.

Después hablamos sobre acciones colectivas, y la cosa se puso un poco más interesante. Lo duro del tema, según los jueces contenciosos (creo haber escuchado a Gallegos Fedriani decirlo en unas jornadas), es que si se resuelven 100.000 juicios en los que se condena al estado a pagar de un golpe, entramos en default. Distinto es obligar a toda esa gente a demandar, lo que implica un aumento gigante de la cantidad de juicios, y una demora lógica en la justicia. En resumen, con el aumento de la litigiosidad, el estado deberá ad eternum, pero va pagando en cuotas.

Y volviendo a los jubilados, la idea que largó, sacada de la galera así nomás fue algo así como:
En estos casos tendría que haber transacción. Usted le da al funcionario la posibilidad de transar con el jubilado. En lugar de hacerlo llegar hasta el final, y deberle un retroactivo de $150.000, le ofrece empezar a pagarle ya una jubilación de $3.000. La justicia se descomprime, el estado se ahorra muchísimo en intereses, el juicio se resuelve mientras el tipo vive -así no lo cobran sus herederos, en bonos- y el jubilado, que pasa de ganar dos mangos a vivir bien, va a aceptar seguro.
Le plantee el tema de la corruptela de los empleados públicos, y que es muy difícil pensar en otorgar al PEN la facultad de transar. Me contestó que lo que habría que hacer es un reglamento que tenga categorías ($2.000, $2.500, $3.000), que representen la deuda eventual que el estado tiene con el jubilado (el ajuste del haber, y el retroactivo que le corresponde). A cada categoría, se le pone un piso y techo. Es decir, si le deben entre X e Y, le ofrecen Z por mes... y si no le gusta, va a juicio e intenta cobrar todo.

Si bien tengo todavía mis reservas, me parece una idea bastante interesante.

jueves, 6 de mayo de 2010

Nomen Iuris

Del proyecto de Matrimonio Homosexual

Art. 16. – Sustitúyese el artículo 326 del Código
Civil, el que quedará redactado de la siguiente forma:

Artículo 326: El hijo adoptivo llevará el primer
apellido del adoptante, o su apellido compuesto si
éste solicita su agregación.
En caso que los adoptantes sean cónyuges de
distinto sexo, a pedido de éstos podrá el adoptado
llevar el apellido compuesto del padre adoptivo o
agregar al primero de éste, el primero de la madre
adoptiva. En caso que los cónyuges sean de un
mismo sexo, a pedido de éstos podrá el adoptado
llevar el apellido compuesto del cónyuge del cual
tuviera el primer apellido o agregar al primero de
éste, el primero del otro. Si no hubiere acuerdo
acerca de qué apellido llevará el adoptado, si ha
de ser compuesto, o sobre cómo se integrará, los
apellidos se ordenarán alfabéticamente.
En uno y otro caso podrá el adoptado después
de los dieciocho años solicitar esta adición.
Todos los hijos deben llevar el apellido y la
integración compuesta que se hubiera decidido
para el primero de los hijos.
Si el o la adoptante fuese viuda o viudo y su
cónyuge no hubiese adoptado al menor, éste llevará
el apellido del primero, salvo que existieran
causas justificadas para imponerle el del cónyuge
premuerto.

Fantástica solución salomónica.

Proyecto completo acá, cortesía de Diario Judicial.

lunes, 3 de mayo de 2010

Nervios

No tengo mayor esperanza, por lo que esto no tiene mucho sentido... pero... y si sí?

La ansiedad me está poniendo como no estoy desde las primeras mesas de examen del secundario.

sábado, 1 de mayo de 2010

De realidades, recuerdos y leyendas

Después de dos días agotadores a puro café, con apenas una nube de tres horitas de sueño de por medio, acabo de volver de la cancha.

Si bien en parte se las atribuyo al cansancio que arrastro, que me nubla un poco todo, hoy tuve algunas sensaciones curiosamente oníricas.

Hoy River jugó al Fútbol, por lo menos, una hora. River, Fútbol... River y Fútbol son dos términos que, en el último tiempo, parecen ser asociables únicamente en sueños. Porque como usted sabe, doña, el fútbol son 22 tipos y una pelota, pero el Fútbol es otra cosa.

En ese marco, a esta altura, borgeano, hoy vi como un tipo de treinta y tantos años, de cara más o menos conocida, se transformaba en uno de veintipocos. Haciendo uso de esa (lícita?) ventaja, con sus pulmones, piernas y magia de 20, limpió muñecos como los limpiaba una década atrás. A ver si lo ubica... Se acuerda de aquel jujeño fantástico que supo cargar la diez del equipo más grande de la Argentina, lo que le valió la entrega indiscutida de la diez de la Selección Nacional? Ariel, dicen que se llamaba.

Aquel equus africanus asinus, que desfiló la diez de nuevo hoy, y mostró un destello de ese faro de luz, que llevaba como estandarte hace unos años atrás.

Y qué hizo? En primer lugar -es cierto que no es algo suyo propio, ni único en el mundo- pero supo llevar el esférico pegado al pie, y acomodarlo donde quiso, cuando quiso. También es de destacar que, en general, quiere en lugares interesantes, porque tiene otra de las características de los grandes: una visión de juego que pareciera de espectador externo, más que de protagonista.

Pero tiene, sí, una característica que lo hace único, distinto.

Cuando lleva la pelota, pareciera que los que lo siguen o lo enfrentan, lisa y llanamente, no entienden de dónde viene ni a dónde va. Es puro engaño, pura mentira... le da una única seguridad: todo lo que parece, no es.

Cuando uno ve como se mueve, tiene la sensación de que algo anda mal. No sabe si, como en mi caso, es el cansancio, si son los ojos que necesitan un oculista, si es un humo de bengala que lo tapa y no permite distinguirlo bien. Pero sabe que, en eso que está viendo, hay algo que no se ajusta a los parámetros racionales de la realidad.

Sabe, en mis alucinaciones de hoy, a qué me hizo acordar éste muchacho? Vio cuando uno va a bailar (uno no, los jóvenes), y le ponen esa luz blanca y negra? Si uno se mueve rápido, los cuadros de movimiento -en el sentido fílmico- que se pierden en el "momento negro" dan la sensación de que, en realidad, todo está quieto, pero en otra posición. El objeto que se mueve simplemente desaparece por un momento, para reaparecer en un lugar distinto, en una postura bizarra. Y así, produce esa sensación de que el tiempo se paró, y que uno se atrasó un par de segundos.

Los pobres pibes del Fortin, hoy sufrieron ese efecto potrero en carne propia. Cada vez que Ariel encaraba uno, con esa cintura genéticamente desarticulada, le hacía sufrir uno, dos, tres "momentos negros". Y claro, el pibe no sabía que hacer.

Pero el tigre, que es un tipo sabio, sabrá que contestarle al pibe cuando, esta noche, o mañana, le pregunten qué hay que hacer cuando pasa algo así.

Y seguramente le diga "No hay que hacer nada, muchacho, hay que disfrutarlo. Lástima que se despertó justo jugando con vos, pero por lo menos vas a poder contarle a tus nietos que, una vez, lo intentaste marcar."

Gracias Burro, por hacer que hoy me duela hasta la última fibra de la garganta.

lunes, 12 de abril de 2010

Hoy

Es uno de esos días en los que quisiera no haber nacido.